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jueves, 28 de agosto de 2008

En memoria de Manuel Sacristán


Manuel Sacristán murió hace 23 años, pero las cosas que dijo y escribió, sus ideas, la manera de ser y compartir y su compromiso con la humanidad siguen sirviendo hoy --como en el futuro-- para vivir de una manera más lùcida y honesta.

En su recuerdo, os dejo con algunos de los aforismos que podéis encontrar en el bloc sobre Sacristán del que cuidan amigos y compañeros, y con lo que hoy he hecho el enlace:

Concepción del mundo

Hay que aprender a vivir intelectualmente y moralmente sin una imagen o «concepción» redonda y completa del «mundo» o del «ser» , o del «ser».

Sobre el lugar de la filosofía en los estudios superiores (1968)

Filosofía

Existe y ha existido siempre una reflexión sobre los cimientos, los métodos y las perspectivas de la sabiduría teórica, de la preteórica, y de la práctica y la poiesi, reflexión que, discretamente, puede ser llamada filosófica (recogiendo uno de los sentidos tradicionales del término) por su naturaleza metateórica en cada caso. Dedo de otra manera (infiel paráfrasis de un motto de Kant) no hay filosofía, pero hay filosofar. Esta actividad efectiva y valiosa justifica la conservación del término «filosofía» y de sus derivados.

Sobre el lugar de la filosofía en los estudios superiores (1968)

Crisis

Con respecto a la crisis del marxismo; todo pensamiento decente tiene que encontrarse siempre en crisis. De manera que, para mí, que dure.

Sabio

Una tradición venerable distingue entre el sabio y lo que sabe muchas cosas. El sabio añade al conocimiento de las cosas un saber de sí mismo y de los otros hombres, y de aquello que interesa al hombre. El sabedor de cosas cumple con comunicar sus conocimientos. El sabio, en cambio, está obligado además: si cumple su obligación señala finalidades. [...] Cuando el sabio enseña así las finalidades del hombre, más que enseñar cosas aquello a que enseña es a ser hombre. Enseña a protagonizar bien el drama que es la vida ...

Homenaje a Ortega (1953)

Intelectual

La única manera de ser de veras un intelectual y un hombre de aquello que Goethe nombró la armonía de la existencia humana, es una manera militante; consiste a luchar siempre, prácticamente, realmente, contra la actual irracionalidad de la división del trabajo, y después, aquél que todavía esté vivo, contra el nuevo punto débil que presente entonces esta vieja mutilación de los hombres. Y así sucesivamente, a lo largo de una de las muchas asíntotas que parecen ser la descripción más adecuada de la vida humana.

El resto es utopía, cuando no es interés. Eso, en cambio, es un Studium generale e incluso uno vivir general para todos los días de la semana.

Studium generale para todos los días de la semana (1963)

¿Qué hacer?

La línea de conducta más racional para el movimiento revolucionario consiste a reconocer que es demasiado arriesgado proponerse, a la manera de la dialéctica idealista, una deducción inmediata de la solución ecologicosocial. En vez de esta postura, hace falta la simultaneidad de dos tipos de práctica revolucionaria, cuya naturaleza de comunismo científico consistirá no en la posesión de un modelo deductivo de sociedad emancipada sino en la práctica sistemática de la investigación para ensayo y error, guiada por la finalidad comunista.

Ambas prácticas complementarias tienen que ser revolucionarias, no reformistas, y se refieren respectivamente al poder político estatal y a la vida cotidiana. Es una convicción común a todos los intentos marxistas de asimilar la problemática ecologicosocial que el movimiento se tiene que esforzar para vivir una nueva cotidianidad, sin dejar la revolución de la vida cotidiana por «después de la Revolución», y sin perder su tradicional visión realista del problema del poder político, en particular del estatal.

En este punto, también es contraproducente el abandono reformista de determinados elementos de tradición marxista. Por ejemplo, la crisis ecológica aumenta la validez y la importancia del principio de la planificación global y del internacionalismo, principios que los partidos obreros tienden a abandonar bajo una influencia ideológica burguesa realmente anacrónica porque, mientras tanto, el capital se internacionaliza incluso políticamente y proyecta, a escala planetaria, el desastre de la humanidad, pensando que asegura el «progreso».

Comunicación a las Jornadas de Ecología y política (1979)

Modestia

La diferencia fundamental de la cultura del movimiento obrero respecto de la cultura de los intelectuales es el principio de la modestia. El militante obrero, el representante obrero culto es modesto porque reconoce que existe la muerte, como lo reconoce el pueblo. en la cultura obrera está la modestia porque está el reconocimiento de la muerte. Cada generación muere y después sigue otra. Los héroes obreros son en general héroes anónimos, mientras que los héroes intelectuales tienen dieciocho apellidos, cuarenta antepasados, influencias de escuela y otras bagatelas.

Entrevista para el «Viejo topo» (1976)

Mercado

Pero mientras que los elementos del sistema son potencialmente de una gran racionalidad, su regulador, el mercado, presenta rasgos esenciales de irracionalidad. No sólo en su fase heroica, en el siglo XIX: en aquella época su irracionalidad reside sobre todo en su imprevisibilitat incluso a breve plazo. El mercado de los tiempos heroicos del capitalismo se comporta con la racionalidad de la naturaleza: sólo funciona a fuerza de hecatombes. El mercado del bizantino capitalismo contemporáneo monopolista revela su irracionalidad en aquello que podría nombrarse el «voluntarismo del mercado», o más corrientemente «publicitado». Poderes caprichosos gobiernan este mercado y por medio de él, el cerebro de los hombres influidos incluso en su manera de oír y percibir por aquello que se decide en las oficinas publicitarias de las grandes potencias del mercado, sin atender a más racionalidad que la maximización del beneficio privado.

Studium generale para todos los días de la semana (1963)

Catedráticos reaccionarios

(Otros pensamos, dicho sea de paso, que los catedráticos reaccionarios son levitas de una hierocràcia parasitaria de lletratinents.) [En respuesta al sociólogo Helmut Schelsky que había afirmado que Ulrike Meinhof era una «sacerdotisa de la violencia».]
Nota a la «Pequeña antología» de Ulrike Meinhof (1976)

Racional

No todo aquello real es racional; más bien casi nada.

¿Qué Marx se leerá en el siglo XXI? (1983)

Pacifismo

Nunca se repetirá bastante otro tópico pertinente: que el pacifismo no consiste al no querer morir, sino al no querer matar.

El fundamentalismo y los movimientos por la paz (1985)

Científicos y filósofos

El científico siempre tiene que separar claramente y terminantemente las cosas -incluso cuándo no lo están en la realidad- para poder estudiarlas con precisión, con exactitud. El filósofo, por su parte, tiene que recordar que la claridad así conseguida por la ciencia es en todo caso artificial, y que siempre queda la tarea de recomponer la comprensión de la realidad a partir de su necesaria desmembración por la ciencia.

Lógica elemental (1996)

Igualdad

Igualdad no es para el marxismo un postulado abstracto independiente de la realidad, sino la postulación de algo con positiva viabilidad histórica y con un contenido determinado para ella, a saber, la supresión de las clases sociales.

Prólogo al « anti-Düring» (1964)

Dios

La ciencia no puede demostrar ni probar nada en lo referente al universo como un todo, sino tan sólo enunciados referentes a sectores del universo, aislados y abstractos de una manera o altra.[...]

Por otra parte, la frase vulgar de la «demostración de la inexistencia de Dios» es una ingenua malentendida que carga el materialismo con el absurda tarea de demostrar o probar una inexistencia. Y la inexistencia no se prueba; se prueban las existencias. La carga de la prueba compete a aquél que afirma existencia, no a quién no lo afirma.

Prólogo al « anti-Düring» (1964)

Extracto de una selección hecha por Pere de la Fuente Collell y Salvador López Arnal.

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