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martes, 26 de febrero de 2013

Manifiesto del Partido Comunista de Andalucía para el 28 F


El 28 de Febrero de 1980 el pueblo andaluz conquistó en las urnas el derecho de Andalucía a tener un Estatuto de Autonomía al mismo nivel de competencias y poder político que las denominadas “Nacionalidades históricas”, Cataluña, Euskadi y Galicia. Andalucía enlazaba así el proceso autonómico iniciado en la II República, abortado por el golpe fascista del 18 de julio del 36, con la gran movilización del 4 de diciembre de 1977 en el que millones de andaluces y andaluzas tomaron las calles de las ocho capitales y de muchos pueblos de nuestra tierra para reivindicar la autonomía para Andalucía.
El pueblo andaluz exigió su condición nacional y su derecho al techo máximo de competencias que otorga el art. 151 de la constitución,  y esa reivindicación desembocó en el 28 de febrero de 1.980 rompiendo el esquema diseñado en Madrid, y compartido por los nacionalismos vascos y catalanes, que consistía en “confederar el norte y regionalizar el sur”. Con ésta victoria se abrió la posibilidad a todos los territorios de España de optar a un autogobierno en igualdad de condiciones y, por tanto, de abrir el debate sobre el Estado Federal.
Sin el impulso del 4-D nunca se hubiese podido dar con tanta fuerza la batalla que desembocó en la victoria del 28-F y sin ésta victoria, la fecha  del 4-D hubiera quedado desdibujada en la historia.
En este contexto histórico, el asesinato en Málaga por una bala de la policía de Manuel García Caparrós, militante de CC.OO, añadió al 4-D la sangre derramada de un joven sindicalista. Este crimen no fue un hecho aislado, se suma, a los otros muchos que, entre 1.976 y 1.981, la llamada “modélica y pacífica transición”, fueron cometidos por grupos de la ultraderecha o de las propias fuerzas de orden público, y que nunca fueron investigados.
La lucha por la autonomía andaluza fue, y seguirá siendo, la lucha de la izquierda frente a la derecha. La historia de Andalucía, desde la segunda mitad del Siglo XIX, siempre se ha situado en el vórtice de la lucha de clases. Aquí no hubo ni hay una reivindicación identitaria-etnicista ni separatista. En Andalucía el hecho diferencial siempre fue la reivindicación de la igualdad y el enfrentamiento con los que, dentro y fuera de la misma, impedían e impiden la consecución de ese objetivo. Andalucía es imprescindible para la transformación del conjunto de los pueblos de España. Ningún otro lugar del estado tiene en su historia una conjunción tan natural entre las reivindicaciones de clase y las aspiraciones autonomistas o nacionales.
Treinta y tres años después, Andalucía es la Comunidad Autónoma con mayor índice de paro del conjunto del Estado. En los últimos años hemos sufrido el desmantelamiento y/o deslocalización de los escasos sectores industriales y productivos que quedaban. La agricultura andaluza sufre las consecuencias de una política comunitaria contraria a sus intereses. La estructura social de la propiedad de la tierra aumenta la escandalosa concentración en pocas manos, en un porcentaje superior a 1930. Y todo ello agravado por la situación de general de crisis económica-financiera, ofensiva del gran capital contra los derechos del pueblo trabajador y corrupción generalizada de las principales instituciones del Estado y del sistema bipartidista.
La condición periférica de la economía andaluza es lo que nos sigue caracterizando, y eso es lo que no han corregido los sucesivos gobiernos autonómicos y central, en época de “bonanza”. Las escandalosas cifras de paro que arroja la EPA son la consecuencia de ese modelo de crecimiento. Y si le sumamos la continua regresividad fiscal y la permanente desregulación laboral, tendremos el cuadro del capitalismo en Andalucía.
Desde el Partido Comunista de Andalucía nos unimos a las voces que cada vez con más fuerza plantean la necesidad de auditar la deuda pública para identificar que parte de la misma no se ha utilizado para el sostenimiento de los servicios públicos, sino para comerciar a su vez por parte de los especuladores y una banca que utiliza impunemente las ayudas públicas para equilibrar sus balances, en vez de hacer fluir el necesario crédito a pymes y trabajo autónomo. Pedimos que la deuda ilegítima no se pague, porque no ha servido al pueblo.
Hoy, 33 años después de aquel 28 de febrero, constatamos que el impulso cívico y de justicia social ha sido demolido por las prácticas serviles de los sucesivos gobiernos autonómicos. Hoy, el PCA sigue, como entonces, llamando a la movilización del pueblo trabajador andaluz en defensa de sus intereses de clase. Hoy, los y las comunistas recordamos al pueblo andaluz que el atraso histórico, la dependencia económica, la situación periférica que ocupa nuestra fuerza de trabajo, el paro, la cuestión agraria y la merma en derechos y justicia social siguien ocupando un lugar central. Y hacemos un llamamiento a la movilización unitaria en defensa de las siguientes reivindicaciones:
1.      Sistema financiero público andaluz, para intervenir desde el poder público en unas finanzas al servicio de las clases dominantes.
2.      Puesta en marcha de un Banco Público de Tierras en Andalucía. “PER” especial y Cero peonadas para acceder al subsidio agrario.
3.      Democracia Participativa y control social de los servicios públicos. No hay mayor transparencia que la que proporciona la democracia real y ciudadana.
4.      Dación en pago retroactiva, alquiler social de viviendas enajenadas, paralización de los desahucios. Al gobierno andaluz le pedimos que adopte las medidas oportunas, en su marco de competencias, para garantizar la función social de la vivienda, incluyendo la sanción a las viviendas vacias.
5.      Renta Básica, en desarrollo del artículo 23.2 del estatuto de Autonomía, y Banco Público de Alimentos controlado participadamente.
6.      Cierre de las bases militares de Rota, Morón y Gibraltar. Como decía nuestro partido en el Documento de las Amapolas de 1984: “Autonomía andaluza que no sea ajena a la defensa de la dignidad y soberanía nacionales frente a las actitudes serviles y claudicantes para con otros estados. Se trata de avanzar en la necesidad de una política inequívoca de independencia nacional y, en este sentido, Andalucía tendría que decir mucho sobre la paz, contra las bases extranjeras (Rota y Morón) y a favor de la soberanía española de Gibraltar”.
7.      Defensa a ultranza del carácter público y universal de los servicios que garantizan los derechos sociales como la educación y la sanidad. Pedimos al gobierno andaluz que avance en el abandono de los conciertos en estos ámbitos. Lucha contra la LOMCE.
8.      Derogación de la reforma laboral que da la puntilla a los derechos históricos de la clase trabajadora y que hace especial daño en economías débiles como la andaluza.
9.      Defensa del sistema público de pensiones, disminución de la edad de jubilación y reparto del trabajo.
10.  Defensa y organización del movimiento feminista, que debe volver a jugar el papel central que le corresponde en defensa de otra Andalucía posible, libre también de patriarcado.

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