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viernes, 30 de agosto de 2013

“Tierra vida, tierra muerte”. 2ª crónica del viaje hacia Gaza de los brigadistas de la Paz en solidaridad con Palestina

Miércoles 28 de Agosto.
Rompemos el Bloqueo, entramos en Gaza.
Hemos salido de la ciudad egipcia de al-Arish, a las 9:30 horas, con la confianza de cruzar el paso de Rafah, y entrar en Gaza. Pasamos 5 controles militares, sin tener excesivos problemas de pérdida de tiempo por comprobación de documentación o  colas. Solamente en el último control antes de la frontera, tenemos un incidente al ver un soldado que una de nuestra gente había hecho fotos. Requirieron la cámara, se borraron las fotos y pudimos continuar. Una vez en la frontera, más allá del tedio de la espera de horas y horas de papeleo y burocracia, entramos en la franja de Gaza, e iniciamos el viaje hasta ciudad de Gaza, que está al norte de la franja, disfrutando de la belleza de sus playas, que podemos observar desde la carretera.
Llegamos a nuestro alojamiento casi al anochecer, dos apartamentos de alquiler que compartimos las 10 personas de la brigada internacionalista, 8 somos de distintas partes del estado español, de diversas organizaciones, CCOO, CNT, PCE, IU o simplemente militantes de la Solidaridad, otro compañero es ciudadano de origen hispano de EEUU, y una compañera más es italiana. Desde las ventanas podemos ver el Mediterráneo en su extremo más oriental, el sitio donde se acaba nuestro Mar, (amo la mar) y también podemos observar el monolito que el pueblo de Gaza levantó a la entrada del puerto, en honor a las 9 personas asesinadas por las tropas de Israel, en el asalto en aguas internacionales a la flotilla por la libertad de Gaza, en 2010.
Jueves 29 de Agosto.
El pueblo de Palestina contra la guerra de agresión Siria anunciada por las potencias imperialistas.
Sobre las 6 de la mañana, la mayoría de la Brigada, salimos hacia unas parcelas de tierra, donde parece que se van a realizar labores agrícolas cercana a la valla de separación de Gaza con territorio de Israel.
Llegamos a una zona agrícola donde, en una casa con un patio amplio, cercano a un olivar, nos ofrecen té, nos sacan pan de pita recién horneado para desayunar, y aceite y tomates de la misma finca. Estamos en la zona del propietario de tierra palestino más importante de la zona. La gran mayoría de campesinos palestinos tienen pequeñas parcelas, pero este hombre tiene extensiones bastante grandes, pero se queja, amargamente, igual que los pequeños campesinos, que no puede cultivar su tierra que están junto a las vallas de división, y más aún que parte de la tierra de sus antepasados han quedado en la otra parte de la valla, habiéndoselas apropiados los ocupantes de Israel.
Después del desayuno marchamos a las tierras de labor, pero comprobamos que las zonas de trabajo, donde se están recogiendo calabacines con muy buena pinta, y donde hay también sembrados melones y pepinos, están bastante lejos de la valla de separación y por tanto no corre riesgo el trabajo de los campesinos.
Sin embargo, al observar como los sembrados de la zona israelí después de la valla, llegan hasta el mismo borde de esta, y de cómo además tienen un sistema potente de regadío, decidimos acercarnos a las alambradas, haciendo insumisión de la prohibición de Israel de acercamiento a la valla de separación. Una vez que llegamos a las alambradas, que protegen a la primera valla, que a su vez está separada unos 8 metros de otra segunda valla que ya da a la zona ocupada por Israel, observamos, después de estar unos cinco minutos allí, donde nos hicimos unas fotos de recuerdo, que un vehículo militar se acercaba a toda pastilla donde estábamos. Decidimos retirarnos de la alambrada paseando lentamente, para dejar de manifiesto que no huíamos presa de pánico. Cuando habíamos caminado unos metros empezaron a sonar disparos. Ya teníamos la consigna de no perder los nervios en un caso así, y seguimos retirándonos lentamente, como paseando por el campo. Sonaron muchos disparos aunque no tuvimos la percepción de que tiraran a dar. Cuando nos habíamos retirado una distancia suficiente, vimos el operativo desplegado por el ejército de Israel era de 3 carros blindados y 2 tanquetas. Luego hemos reflexionado que nuestra iniciativa fue errónea por cuanto el cabreo de los soldados luego lo pagan los campesinos o pueden indisponernos con el gobierno palestino de Hamás, que no ve con buenos ojos estas acciones.
Después de nuestro “bautismo de fuego”, hacemos un descanso en la casa de uno de los dirigentes de la asociación de campesinos de la zona, y a continuación visitamos un Centro de atención a personas discapacitadas, del Campo de refugiados de Dayr al-Balah. Este Campo de refugiados tiene una extensión de 1 Km cuadrado, donde viven más de 60.000 personas, que fueron expulsados o huyeron del territorio que ocupó la entidad sionista de Israel en 1.948. Desde entonces viven allí, con el estatuto de refugiados, esperando la vuelta a su tierra, en un campo que ya se convertido en una pequeña ciudad.
Todavía antes de comer, regresamos a ciudad de Gaza, donde tenemos una reunión con dos portavoces del gobierno de Gaza. En ella, no explican su análisis de la situación por la que atraviesa Gaza. Se quejan que, desde que se dio el golpe de estado en Egipto, el cierre de la frontera de Rafah, ha sido casi total, implicando además la destrucción de los túneles que se viene usando para romper el bloqueo. Explican que no están de acuerdo en que se destituya a un presidente elegido democráticamente y que aunque Mursi no cumplió su palabra de abrir totalmente la frontera de Rafah, si es cierto que había flexibilizado el paso de personas y mercancías. El cierre de frontera actual implica que no pueden importar material de construcción, Gas-oil y un número importante de medicinas. Es más, a pesar de que sabían que una brigada de solidaridad internacionalista quería entrar en Gaza, y ellos habían dado los permisos pertinentes en lo que respecta a la entrada en Gaza, tenían la absoluta certeza de que el gobierno egipcio no nos iba dejar de entrar. Hemos sido los primeros extranjeros en lograr entrar en Gaza desde el golpe de estado en Egipto.
En el debate posterior que tenemos, sacamos a colación la amenaza de agresión militar por parte de las grandes potencias imperialistas, a Siria, preguntando por la posición de Hamás en el conflicto. La respuesta es que sin lugar a dudas, Hamás está en contra del ataque a Siria, y que su posición de querer ser neutral en el conflicto interno de Siria no quiere decir, que ante una agresión imperialista a un estado soberano árabe, ellos no estén de lado de sus hermanos y del gobierno legal de Siria. Además consideran que una guerra, o un empeoramiento de la situación en Siria, traerá como consecuencia, y lo saben por experiencia, nuevas agresiones del sionismo hacia los palestinos, como ha ocurrido siempre que el mundo ha estado mirando para otro lado. Insisten en la necesidad de romper el bloqueo, ya que la apertura o el cierre de la frontera, significa la vida o la muerte para Gaza.
El pueblo palestino no quiere ser una causa humanitaria, sino una causa política, es decir un pueblo con el derecho a ser reconocido como estado con todas sus consecuencias en la legislación internacional.
Todavía al atardecer, visitamos a dos familias palestinas en la zona de Bait Lahiya, frontera norte de la franja de Gaza con el territorio de la entidad sionista de Israel.
En la primera visitamos a uno de los presos recientemente liberados por Israel como parte de las condiciones para el proceso de dialogo hincado con la autoridad palestina. Se trata de Ibrahim Barud, un hombre palestino de 50 años, que entró en la cárcel con 23 años y que por tanto ha pasado 27 años de su vida preso de Israel. Lo que destaca como peor de su cautiverio es el haber estado completamente incomunicado de su familia, que durante los primeros 15 años de su cautiverio no tuvo permiso para visitarlo. Después Ibrahim, nos habla su madre, una mujer mayor que irradia una energía arrolladora, que lidera el movimiento de madres de presos políticos de Israel, que realiza concentraciones semanales todos los lunes exigiendo la libertad de sus hijos, y que condenó la actitud y la actuación de Israel como un estado terrorista.
La segunda visita es la familia Higazi, cuya casa fue bombardeada en el ataque de Israel de noviembre pasado. Una bomba cayó en el salón de la casa, donde tuvimos la reunión, ya reconstruido, y en la explosión murió el padre de la familia, de 43 años, y dos de los hijos de 4 años y 1’5 años respectivamente. La madre y otra hermana, que estuvieron presentes en la reunión, también fueron heridas gravemente, aunque se están recuperando lentamente de sus lesiones, aunque ambas han quedado discapacitadas.
La Asociación Unadikum pretende llevar el caso de esta familia y el de otras varias palestinas al Tribunal de Derechos Humanos para que se condene a Israel. En la reunión, donde además estuvo uno de los hermanos mayores que quedaron ilesos en el ataque y que hace la función ahora de padre de familia, esta familia nos manifestó su deseo de vivir en paz, rechazando cualquier odio hacia Israel, y manifestando su opción de no participar de ningún movimiento o actividad política. Sólo quieren que los dejen vivir tranquilos en su tierra.
Viernes, 30 de agosto
Esta mañana, de madrugada, a las 5:30 horas, el grupo de 10 internacionalistas, que participamos en el viaje organizado por la Asociación UNADIKUM, hemos viajado hacia la zona de Dayr al-Balah, situada a medio camino entre Rafah y ciudad de Gaza. Ibamos a realizar la primera acción de protección de trabajo de los campesinos palestinos en la zona pegada a la alambrada que separa el territorio de la franja de Gaza, del territorio ocupado por Israel.
La acción consistía en servir de tapón, aquí es correcta la expresión escudo humano, entre las patrullas israelíes que están al otro lado de la alambrada y los campesinos que iban a trabajar. Estos iban a preparar una parcela de unos 300 metros cuadrados, para poder ararla y sembrarla en octubre con el comienzo de las lluvias. Esta parcela propiedad de un campesino, llevaba 10 años sin poderse cultivar ya que se encuentra a algo más de 50 metros de la valla de separación y las patrullas israelíes no permiten el trabajo en esas tierras. Este pasado invierno se pudo sembrar y recoger por primera vez, gracias a la presencia de internacionalistas que protegen el trabajo de los campesinos. Cuando estos no están, los soldados disparan a los palestinos, y durante los meses de Octubre y Noviembre suelen haber heridos y muertos. Esta mañana el campesino y siete de sus hijos, de entre 8 y 24 años, han empezado, a destajo, a allanar la parcela y a abonarla, protegidos por la fila de 10 brigadistas que se situaban entre ellos y la valla. Las patrullas israelíes han tardado, en torno a 10 minutos en acudir a la zona donde se ha empezado a trabajar. Han estado efectuando disparos, intentando provocar la huída de los campesinos y de la brigada internacional. La gente no ha hecho caso de los disparos, en la confianza de que estos eran de amendrantamiento y que no iban a tirar a dar, justamente por nuestra presencia que identificamos con un peto amarillo de UNADIKUM.
La tarea empezó a las 7:30 horas y prácticamente estaba acabada antes de las 9:30 horas. Cuando estábamos finalizando, empezaron a dispara botes de humo, con gas pimienta, (de los que Israel ha vendido en gran cantidad a los gobiernos griegos y egipcios para disolver manifestaciones) como medio más efectivo de obligarnos a dejar el trabajo, pero lo hemos dejado con gusto porque este ya había concluido. Con mucho gusto y satisfacción, porque hemos colaborado en transformar una tierra de guerra y de muerte, una zona de exclusión y odio en una tierra de vida, preparada para ser sembrada en invierno, y que dará sus frutos en primavera.

Esta tierra siempre ha dado vida, antes de que hubiera vallas de división, incluso antes que se escribieran la Biblia. Ha sido hermoso, y una brigadista, en un momento determinado no pudo aguantar lágrima de emoción al ver el ahínco con los niños de 8 y 10 años ayudaban a sus hermanos y a su padre, con el azadón y la pala.

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