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martes, 11 de marzo de 2014

La batalla del agua

Luis Felip
Consejo Municipal de IULV-CA
¿Por qué la subida del agua impuesta por EMASA y por el alcalde de Málaga es un frente donde tenemos que estar y donde no debemos ceder ni un solo palmo de terreno? En este texto quiero explicar algo de lo que ha sucedido desde que empezamos a organizarnos y hasta el momento presente, cuando tenemos una fecha de movilización. Y quiero dejar claro por qué este es un episodio de lucha de clases más allá de lo obvio (de la agresión a la mayoría, encareciendo los servicios básicos para financiar gastos que interesan a una minoría), también en las formas y en los métodos de construcción de una herramienta organizativa.En Por quién doblan las campanas de Hemingway el protagonista se decía a sí mismo “si ganamos aquí ganaremos en todas partes”. Si algo nos enseñó la novela es que el ideal de toda aquella generación antifascista en los años 30 podía concretarse en la locura de acabar combatiendo en un país extranjero para defender un palmo de terreno o para volar un puente de una importancia insignificante. Todo esto no significa sino la plasmación literaria de una convicción materialista muy profunda: que los ideales abstractos no se pelean en lo abstracto, que la lucha de los antifascistas o de los anticapitalistas se desarrolla en la práctica en los espacios más concretos y a veces en apariencia más insignificantes. El buen materialista histórico no desecha un conflicto cualquiera, soñando con que la única lucha que vale es “la lucha final” y que para ganarla hace falta imprimir muchas pegatinas y coser un montón de banderas. El buen materialista histórico es el que reconoce que los ideales abstractos existen en el mundo de manera inseparable de las luchas concretas, a veces más o menos invisibles. El buen materialista histórico procura siempre distinguirse del loco que sólo interpreta la realidad a partir de sus delirios o de sus dogmas de fe, y que en consecuencia es incapaz de darse cuenta de que la bandera más roja que existe es el pueblo organizado que se moviliza por sus propios medios, sin delegar en tribunos ni reyes, y en defensa de sus intereses concretos. Por eso cuando escribas por las redes sociales que la gente está sumida en la apatía, harías bien en mirar a tu alrededor por si acaso lo que sucede es que tienen sus intereses muy claros, y que tú eres el único que no es capaz de ver en cada costura del sistema y en cada demanda concreta razonable el resquicio por el que se cuela una razón revolucionaria.
Primera fase de la batalla del agua: romper la hegemonía de las organizaciones políticas y abrir la Iniciativa
En Málaga, la batalla del agua no empezó por una respuesta espontánea que habría podido desembocar en otro Gamonal. Aquí las cosas fueron más complicadas, y es muy necesario que todos los que estamos en organizaciones y movimientos reflexionemos sobre nuestras fuerzas reales y sobre si nos tomamos en serio las necesidades concretas de la gente en lugar de nuestras convicciones ideológicas prediseñadas. Todo se jugaba pues, al inicio, desde las posiciones que teníamos institucionalmente. El grupo municipal de IU en el ayuntamiento de Málaga consiguió a última hora que el PSOE, que tenía números para pedir por sí solo la celebración de un pleno extraordinario, no nos marginara y aceptara una petición conjunta del pleno. El modo en que conseguimos arrancar esta concesión, que hizo posible que el PSOE perdiera el protagonismo exclusivo de la oposición a la iniciativa, fue recomendando ir conjuntamente a una “iniciativa ciudadana contra el tarifazo”, con la presencia de más organizaciones: sindicatos, federaciones de vecinos y asociaciones de consumidores (solo FACUA aceptó la oferta). La primera fase de esta batalla se desarrolló de manera positiva: al constituirse una especie de “plataforma”, conseguimos aislar al PP de la sociedad a la vez que conseguimos que no se desarrollara todo el conflicto bajo el protagonismo exclusivo de una organización política (el PSOE). Esto no se traduce en términos de robar protagonismo, ni hay que evaluarlo negativamente porque IU podría haber actuado de otro modo para ser ella la que protagonizara la oposición; consideramos que en nuestro ideario figura ir creando poco a poco espacios de participación donde cupiesen más sujetos que las meras organizaciones políticas, cediendo el protagonismo a las organizaciones de la sociedad civil. La primera fase concluyó, por tanto, en una Iniciativa donde estábamos varios agentes que, sin embargo, nos movíamos todavía en términos de representantes que disponían de libertad absoluta para determinar lo que debiera hacerse en nombre del pueblo malagueño.
Segunda fase: del plataformismo cerrado a la asamblea abierta
El día 23 de enero, tuvo lugar la primera de una serie de reuniones de lo que sería la “Iniciativa ciudadana contra el Tarifazo del Agua”, con la incorporación también del colectivo de yayoflautas gracias a la presión que realizó en este sentido el portavoz de IU Eduardo Zorrilla. Desde la primera reunión, la posición de IU fue la de dar el impulso a una gran movilización ciudadana. Sólo Yayoflautas nos apoyaba, ante las dudas inciales de Facua y la oposición frontal de los representantes de PSOE, UGT, CCOO y las federaciones de asociaciones de vecinos Unidad y Solidaridad. El tema de la movilización quedó, pues, en suspenso por el bloqueo inicial de la mayoría de integrantes de la plataforma. Se consensuó tan sólo una presencia, que fue bastante exitosa, a las puertas del Ayuntamiento en el día del pleno ordinario del 30 de enero donde se debatieron las mociones contra el tarifazo y donde se contó con la presencia de numerosos representantes vecinales. Un segundo pleno monográfico sobre el agua, el que se solicitó por parte de los grupos de la oposición, marcó el final de la vía institucional: estaba claro que el alcalde no iba a rectificar.
El debate sobre la movilización seguía dentro de la Iniciativa, que en realidad era una plataforma donde las decisiones debían tomarse por unanimidad de las organizaciones presentes, según un modelo representativo ajeno a la participación de los afectados. La movilización seguía posponiéndose, y se propuso dar inicio a una campaña de recogida de firmas para “pulsar la voz de la calle”. Siempre dijimos desde Izquierda Unida que nosotros somos calle y no necesitamos pulsar nada. Pero asumimos que la campaña podía tener un fin didáctico, así que nos volcamos en ella. Otra propuesta que se hizo, que entraba también en el ámbito de lo didáctico, fue la de convocar asambleas vecinales, organizadas por las asociaciones de vecinos, con un representante de la asociación de consumidores Facua para explicar la realidad de las nueva tarifa por habitante y el engaño con los tramos del agua. Para este momento, desde IU ya habíamos arrancado una concesión importantísima: que Facua ostentara la portavocía de la Iniciativa, pasando los grupos políticos a un segundo plano.
En lo que respecta a las firmas, se han recogido miles. Las asambleas han sido fructíferas, pero el terreno del que partíamos era de una gran debilidad del tejido asociativo malagueño. En este respecto, la batalla del agua nos ha permitido reactivar el espíritu más contestatatario de muchas de ellas, en un momento histórico en el cual el movimiento vecinal ha sido muy desarticulado y dista mucho de lo que fue en otras épocas.
Tercer fase: cómo conseguimos que hubiera movilización
Por fin se consideró que, para tener legitimidad entre los colectivos y entre los malagueños a los que decimos representar, sería conveniente celebrar una asamblea con ellos para que decidieran qué estrategia debíamos seguir. Fue el jueves 13 de febrero cuando por fin se celebró. Todos llamamos a nuestros contactos, y se hizo un buen trabajo por nuestra parte para asegurar la presencia de muchas asociaciones y organizaciones. En el debate, las tesis que defendimos desde el principio sobre la movilización, minoritarias en el seno de la plataforma, se trocaron en mayoritarias dentro de la asamblea. Así que podría decirse que ganamos el debate con nuestros argumentos, y por el simple medio de asegurar la mayor participación posible. Sin embargo, la “comisión ejecutiva” que recibió el mandato de la asamblea de poner fecha a la movilización seguía reticente. Se debatió si antes de convocar se iba a hacer la entrega de las firmas para “dar ocasión al alcalde de rectificar”, y demás iniciativas que sólo contribuian a retrasar la fecha definitiva de la movilización. Tras varias largas, se cerró internamente una propuesta que era la de una manifestación el día 30 de marzo, que hubo que adelantar al día 23 de marzo para alejarla de otra convocatoria de los sindicatos para inicios de abril. Se resolvió por tanto que habrá una manifestación el domingo 23 de marzo, la cual saldrá a las 12:00 de la plaza de la Merced. Esta ha sido la convocatoria definitiva, con dos meses de retraso desde que la reclamamos desde IU, y que ayer 10 de marzo se refrendó de nuevo en asamblea ciudadana, hoy se ha anunciado en rueda de prensa, y hace un par de horas ya estábamos difundiendo folleto en mano.
Conclusiones
Habrá quien piense que la movilización llega tarde, cuando el calor mediático parece haberse enfriado. La consecuencia de ello ha sido, claramente, la desconfianza inicial en la capacidad del pueblo malagueño para indignarse y movilizarse. Es la vieja historia de batallas que casi se pierden porque dejados llevar por el pesimismo, los representantes creen que sólo ellos están en la lucha y la gente está desmovilizada. Pero todos debemos luchar contra esa filosofía pesimista y elitista. Este 23 de marzo tenemos una cita importantísima, una nueva lucha concreta donde realmente se miden nuestras convicciones morales y donde estaremos todos los que nos comprometemos por frenar el expolio del pueblo malagueño. Muchos de nosotros podemos decirnos que en efecto, la movilización llega tarde. Aquí no deja de llegar gente, sin embargo, para dejar pliegos de firmas y para llevarse folletos. Cuando la gente se mueve por los intereses reales (que en este caso son claramente intereses de clase, colectivos y revolucionarios) la actualidad mediática no nos marca el paso, sino que el paso se lo marcamos nosotros. Nos vemos el 23.

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